viernes, 5 de febrero de 2016

LXXVIII

Nicaragua, era verano aún,
como dictadores de la sal manteníamos Somoza cubierta.
Siempre una perla a nuestro lado
y juntos pisábamos su corazón

"Dejadme en paz, me estáis matando"
"Ah, pero yo no soy una fruta, soy un hombre"

No nos entendía cuando le explicábamos,
no veía que el paraíso estaba en la cruz,
y no en el canódromo de Londres,
al otro lado de su mirilla para enanos

Recuerdo esos días y veo que teníamos razón,
ahora en las escuelas se estudia y juzga lo que hicimos
pero no mencionan el vino de naranja, el vicio legal,
la corrección política llenará el mar de dedos y de braguetas bajadas

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