martes, 14 de noviembre de 2017

LXXXIX

Para quien por méritos propios me ganó, haciendo que me tragara mi orgullo.


-Ahora descubriré el cuerpo, no os asustéis.
Los estudiantes en un primer momento mantenían las distancias con el cadaver. En la mesa: un hombre, desnudo, muerto. El primer día las preguntas son muy distintas de las que hacen los alumnos avanzados.
- ¿Y cómo murió? ¿Cómo se llamaba? ¿Qué son esos puntos azules en su tripa? ¿Puedes moverlo?...
- Sí, claro que lo puedo mover.
- Ostiás ¡parece que esté vivo! ¿Podemos tocarlo?
- Sí, adelante, tocadlo.
- Dios, ¡qué frío está!
- ¿Y la mesa de alumino? ¿Os parece que esté fría?
- Sí, pero no tanto.
- ¿Y si os dijera que la temperatura es exáctamente la misma?
- Eso no puede ser verdad. ¡El cadaver está mucho más frío!
- Pues no, pero ya sé que eso es lo que sentimos todos al tocar algo que esperamos que esté vivo, a alguien.
Mientras pasaba esto algunos alumnos no se atrevían a tocar el cuerpo. "Venid a tocarlo", les decían sus compañeros desde la mesa, "si notáis el frío veréis que está muerto".

En otra mesa había dos cadáveres ya abiertos, un hombre y una mujer, en ellos los órganos estaban expuestos, allí los alumnos acudieron en masa, las chicas querían ver cómo era un útero por dentro, y lo revolvían todo en el bajo vientre del cadaver femenino, los chicos se arremolinaban ante los testículos del cadaver masculino abierto, todos voceaban.
De nuevo el grupo de alumnos que no quería tocar el primer cadaver se mantenía al margen, pero esta vez estaban enfadados, tenían los puños cerrados, y sobre los gritos animados de sus compañeros se los oía insultándolos: "¡malditos idiotas, irrespetuosos, buitres! Esa no es manera de tratar a un ser humano, ¿dónde está vuestro honor?"
- Pero si este tío ya está muy muerto, miradlo, ni siquiera parece una persona, sólo se ven las partes, es como ir al taller.
- ¿Y qué pasa con el otro?
- El otro es diferente..., no sé, sigue pareciendo un humano.

El profesor se acercó a estos alumnos objetores y les preguntó qué solución proponían.
- Que sean más respetuosos y punto.
- Oye, seremos respetuosos con las personas,- respondieron los demás, -pero esto son sólo piezas de un cuerpo.
- Buena suerte entonces cuando el día de mañana seáis médicos, porque ningún paciente vendrá a la consulta abierto, con su cuerpo anatómico, para que reparéis una u otra pieza. Vendrán con sus cuerpos completos, sus matices, su alma, sus circunstancias, sus dramas... Así nunca seréis buenos médicos. El cuerpo anatómico es una gran mentira, porque es sólo una visión parcial y además corrupta.
Y esto que estáis haciendo ante esos cuerpos abiertos es medicina moderna, la medicina moderna es violenta, es traumática, y hay que sanarse de su intervención. Y el respeto que sentíais ante el cadaver fresco era muy humano, porque hay algo en nosotros que no es animal, que no es terrenal, y nuestros cuerpos lo irradian.
Somos un ser que es un todo muy definido. Y es un error pensar que estamos construidos a base de partes, es un error cerebral, porque no somos coches. Nuestras partes no nos conforman, fuimos nosotros los que formaron las partes, cada una de ellas, desde la nada, y esa es la historia que nos cuenta el embrión. Desde el primer momento en que el óvulo se convierte en zigoto empezamos a desarrollar estas partes, y somos ese embrión hasta el día de nuestra muerte, nunca dejamos de seguir desarrollando las partes, siempre manteniéndolas, siempre cambiando de forma, como lo hace también un niño, o como lo hace un adulto, aunque más despacio.
No cometáis el error de buscar sólo la verdad en la materia, en el cuerpo, como vuestro Netter y Sobotta, hay que ir también a la verdad de la mente, del espíritu. Esos libros os lavan el cerebro, os hablan de origen, inserción y acción, pero los movimientos no parten de los músculos, una mano no se supina y se extiende, eso es un efecto, o una acción tal vez, vale...; ¡pero eso no es humano! Nosotros ofrecemos nuestra mano, ahí está el gesto, el acto de nuestra voluntad... y no tiene nada que ver. Todas esas fibras que veis ahí, más secas ya que la mojama, tienen un sentido profundo, tienen una voluntad de ser, y así es como funcionaban cuando esta gente estaba viva, y así es como hay que tratar de entenderlas.
El único momento en el que somos conscientes de un músculo concreto es cuando nos duele, el resto del tiempo nos movemos obviándolos, son transparentes para nosotros, están ahí y nos dan la posibilidad del movimiento pero no los podemos percibir, y el acceso que tenemos a ellos es a través de gestos, de actos de voluntad. Y tu voluntad no está en tu cerebro, está quizá en tu cuerpo, en tus vísceras, y también está más allá, en otro sitio.

- Profesor, ¿ha dicho que somos un embrión toda la vida? ¿Entonces está también diciendo que un embrión de unos días ya es un humano?
- Te responderé a esa pregunta con otras: un hombre adulto es un ser humano, ¿no?
- Sí, claro, por definición.
- ¿Y un adolescente? ¿Es menos humano que un hombre?
- No, a ver, o se es humano o no se es humano.
- ¡Ah! Eso es lo que quería oirte decir. Y un niño por lo tanto seguirá siendo tan humano como un adolescente, y un bebé seguirá siendo igual de humano... Bien, ¿y un feto?
- ¡Eh! ¡Oye, oye! Que un feto no es tan humano. ¡Aún no ha nacido!
- ¿Cómo? ¿Respirar por medio de los pulmones otorga la humanidad? ¿Y antes de eso dices que no es tan humano? ¿Porque es perro acaso? ¿O primate? ¿O tal vez un protozoo así grande?
Sigue siendo la misma esencia, su esencia... es tan humana como la del adulto. Mirad, lo peor que hay en la vida es engañarse, no seáis así de cobardes, las cosas hay que pensarlas hasta el fondo, no seáis como esta sociedad. ¿No estábamos de acuerdo en que humano se es o no se es? Pues bien, yo digo que tan humano como el feto es el embrión, y tan humano es la blástula, es la mórula y es el zigoto. Es un humano completo y por pleno derecho, que está desarrollando su cuerpo, igual que vosotros y yo en este mismo momento, aunque a velocidades diferentes. Lo que nosotros contamos por años en él se cuenta por semanas, días, horas.

- ¿¡El zigoto es un humano!? ¡Pero qué locura! ¿Está aprovechando para hacer propaganda contra el aborto? Nos quiere evangelizar.

- Yo no hago propaganda ninguna, no emito opiniones morales, sólo estoy razonando esto aquí y ahora, con vosotros. El óvulo es una célula, una célula especial, como el espermatozoide, y son la posibilidad de la vida, son sólo posibilidad porque se buscan el uno al otro para realizarse, como un hombre y una mujer son la posibilidad de algo más grande, sin estar juntos no son "la vida", pero el zigoto, que a la vista es, casi, lo mismo que el óvulo, es totalmente diferente, ya no es una célula. ¡Es un cuerpo! Yo veo un cuerpo. Y en nuestro caso un cuerpo humano.
La célula es una partícula de la vida, pero no es la entidad de la vida como os han enseñado en el colegio, la entidad de la vida es el cuerpo, el organismo. Tendrás que ser consecuente y recordar esto si un día decides abortar, esa decisión es tuya, claro, pero de nuevo, por favor, no te engañes a ti misma, un embrión es tan humano como tú y como yo. Eso es lo que yo creo.

Y hablando de decisiones, todos vosotros posiblemente creáis que en vuestros cerebros está lo que os hace ser quien sois, pero os equivocáis, vosotros habéis hecho vuestras partes, y célula a célula habéis hecho vuestro cerebro, del no ser al ser. El cuerpo se desarrolla a partir de nosotros, y no al revés. El cuerpo es conducta, y no hace falta buscar la conducta en el comportamiento, por ejemplo, de un animal, no hay más que observar su cuerpo, porque él mismo lo ha creado. Somos organismos que componen células, recordad.

Este hombre que veis aquí en la primera mesa... ésta no es ni siquiera la primera muerte de su cuerpo. Ha habido varias transformaciones ya, la primera fue cuando se disolvió la pared del zigoto, que originalmente era la membrana del óvulo, pero esa no la había creado él, la creó el cuerpo de su madre. También se disolvieron antes las diferentes partes del esperma que entró en el óvulo, para dejar sólo el núcleo. Pero realmente la primera muerte llegó con el nacimiento, en el que salió doblemente de su propio cuerpo. En primer lugar de la placenta, que es el cuerpo original que él mismo se creó, que él organizó componiendo las células circularmente en lo que llamamos el trofoblasto de la blástula, con el tiempo se fue desarrollando más y terminó llegando a ser la placenta, que en el proceso del parto y nacimiento muere. Luego está la madre, con el parto la "madre embarazada" desaparece, el embrión abandona el que también fue su cuerpo, porque en la segunda semana se integró en la estructura corporal y nerviosa de su madre y actuó sobre su hipófisis para evitar ser evacuado en la menstruación. En ese momento él y su madre fueron uno, un único sistema nervioso, si no lo creéis pensad en lo lejos que está la hipófisis del útero.

Aquí también [...]
JvdW

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