martes, 16 de enero de 2018

IC

Ayer ya no había mil caminos que se bifurcan,
ya no había mil puertas,
ya no había mil ciudades,
ni mil mujeres...

Porque la meta era aquella ciudad, allá lejos, en la que tú estás,
era la puerta que abre tu cuarto,
era un camino de tierra, mi cuerpo girando sobre el tuyo,
y algo enterrado entre las piedras.

Tú eras todas las mujeres,
todas las opciones juntas,
todas las variantes,
todo estaba en ti.

Porque aquel que vi en agosto no era otro cuadrado de luz en la noche,
de los miles que veo ahí abajo cuando vuelo de vuelta,
ese cuadrado era tu ventana,
esa luz venía de tu habitación y de reflejarse en ti.

"Baja hasta aquí,
baja hasta mí,
ven,
déjame desplegarte."

Yo aún no te conocía pero te vi, te tuve que ver y sentir,
y tú me oiste al pasar, tuviste que oirme,
y toda mi vida, todo mi viaje, y lo que soy,
estaba esperando abrazarte.


Pero me estarían fallando las sombras,
porque hoy el mundo es otro, de muros y elecciones,
y hoy despierto frío y desnudo en la orilla,
porque eso era un sueño, o era ayer.


Helsinki, enero 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario